jueves, 16 de enero de 2014

El tiempo es un paquete de golosinas


Mario Andrade toma la palabra en el libro de Joan Carles March "Equipos con emoción" para-- con emoción-- proclamar la importancia de la gestión de su tiempo. El tiempo es una mercancía que se va agotando sin posibilidad de rellenar. Y tan valioso que hay que aprovechar cada segundo. En eso estamos...
 





Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora.

Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras
las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a
saborearlas profundamente.

Por todo eso, ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se
discuten cosas etéreas, sin concretar ni solucionar nada.


No quiero estar en reuniones donde desfilan personas que se escuchan a
sí mismos, no respetan tiempos ni directrices y no tienen en cuenta las
opiniones del resto.


Ya no tengo tiempo para que las reuniones se llenen de palabras que generan
heridas e infecciones porque lanzan bichos llenos de acusaciones o amenazas,
de menosprecios o generalizaciones. Me gustan los hechos que hablan más alto
que las palabras.


Ya no tengo tiempo para que en las reuniones haya personas que buscan
quedar siempre por encima del resto, machacando a las personas que tienen
delante a las que creen inferiores.


No me gusta la gente que lo que hace en las reuniones es maniobrar para
quedar bien o hacerte quedar mal, tirando la piedra sin enseñar la mano, o
buscando sacar ventaja sin ofrecer nada a cambio


Mejor dicho, me molestan los que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

No me gustan las personas que no discuten contenidos, sino que se quedan apenas con los títulos y luchan por un majestuoso cargo. Y mi tiempo es escaso como para discutir títulos.


Quiero la esencia.

Y es que mi alma tiene prisa... Ya no tengo muchas golosinas en el paquete...

Y lo que quiero y me gusta es vivir al lado de gente humana, muy humana que respeta, valora, refuerza, pregunta, escucha, empatiza, retroalimenta, acoge, repite si es necesario, concreta...

Me gusta la gente que sabe reír, que aprende de sus errores .Que no se envanece con sus triunfos. Que no se considera electa, antes de hora. Que no huye, de sus responsabilidades. Que defiende la dignidad humana.

Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas...
Gente a quien los golpes duros de la vida, le imprimió carácter y le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
 
Sí... tengo prisa... por vivir con intensidad.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan...

Estoy seguro que serán más exquisitas, que las que hasta ahora he comido.

Mi meta es llegar al final satisfecho.

Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás.

Adaptado de Mario de Andrade (Poeta, novelista y musicólogo brasileño